Ser voluntario del Hogar

Mi nombre es Karina Tursi y soy voluntaria del Hogar María Luisa desde abril de 2016. Me presenté por primera vez una tarde, junto a un grupo de mujeres de una agrupación llamada San Martín Lee, para pasar un rato jugando y contando cuentos a los chicos y chicas del hogar. Lo que viví esa tarde cambió para siempre mi percepción del mundo, tuve una clase acelerada sobre la vida más allá de cómo yo la conocía.

Cuando volví a mi casa, con una mezcla de sensaciones entre tristeza y angustia, me di cuenta, que había abierto una puerta y que no podía ni quería volver a cerrarla.

Hay mucho para hacer en este mundo para todo aquel que quiera ayudar, en todas partes hay necesidades, y sobre todo carencia de afecto.

Para mí “voluntariar” es poner mi granito de arena para que el mundo sea un poquito mejor. Una palabra de aliento, un abrazo, una demostración de cariño puede causar un bien que no podemos dimensionar, y pueden salvar la vida de una persona, y en el caso del Hogar, de un niño o niña. En el voluntariado conocí personas maravillosas, de todas las edades y profesiones, todas con la misma pasión por ayudar; encontré amigos que quiero lo sean para siempre. Y no importa cuanto tiempo compartamos “voluntariando”, esto es una experiencia y un aprendizaje de vida que nos queda para siempre.

Creo firmemente en lo que escribió alguna vez Saint Exupery: “El amor es lo único que crece cuando se reparte”

Hoy tengo la alegría de coordinar el grupo de voluntarios junto a Alejandra Iglesias, y estoy totalmente orgullosa de pertenecer a este gran grupo humano que formamos, donde el objetivo de todos es ayudar a que los niños y niñas tengan una infancia lo más parecida a la que tendrían en el seno de un hogar familiar.